Un mercado inclusivo comienza en una escuela inclusiva
La escuela es el fiel reflejo de la sociedad ya que las futuras generaciones representan a sus progenitores en los colegios. En un panorama social cada vez más diverso surgen perfiles de personas que por cuestión de origen familiar, cultural, religioso o étnico, rompen con la homogeneidad que existía años atrás. Esta nueva realidad hace patente la necesidad de la educación en multiculturalidad para que desde el conocimiento se cree un futuro en el que se minimice o erradique cualquier tipo de discriminación por estas causas.
La diversidad cultural en la escuela incluye a todos los subgrupos que la integran, desde el profesorado o personal de mantenimiento hasta, como no, los alumnos y las alumnas. La educación en igualdad y la igualdad de oportunidades han de ser reales en el escenario educativo. De lo contrario, la falta de igualdad y de igualdad de oportunidades serán vistas y aprendidas como algo “natural”, “lógico”.
La educación inclusiva entiende que el alumnado debe tratarse según sus necesidades concretas pero en un espacio común para evitar la segregación que fomente una discriminación temprana, prestando especial atención a los grupos que tradicionalmente han sufrido alguna forma de exclusión: niños y niñas pertenecientes a minorías étnicas o lingüísticas, las niñas (de forma generalizada en algunas sociedades), personas con algún tipo de discapacidad o por tener necesidades educativas especiales.
El objetivo de la educación inclusiva es que desde una edad temprana se refuercen las características personales que en el futuro pueden ser condicionantes para la plena inclusión social. Así se fomenta el sentimiento de pertenencia a una comunidad heterogénea por naturaleza priorizando la multiculturalidad y la interculturalidad como características principales.
La figura del o de la docente cobra un papel crucial en cuanto a la responsabilidad que se le atribuye. Sus capacidades han de estar orientadas a este tipo de educación ya que actúa como nexo entre todos los agentes involucrados.
La UNESCO, consciente de la importancia de este tipo de recoge en el ‘Temario abierto sobre educación inclusiva’ los principales ejes que avalan el progreso hacia esta nueva realidad:
-Justificación educativa: las escuelas integradoras obligan a idear modalidades de enseñanza que se adaptan a las diferencias individuales.
-Justificación social: cambio en las actitudes hacia la diversidad educando a la infancia en un mismo escenario integrador.
-Justificación económica: suponen un modelo organizativo más rentable ya que se diversifican las necesidades en un mismo espacio y no en múltiples.
En nuestra misión en la lucha contra la discriminación consideramos que a medida que la diversidad cultural sea percibida en el entorno personal como algo natural se generarán menos prejuicios y estereotipos que en un futuro puedan traducirse en barreras en la igualdad de oportunidades en todos lo ámbitos sociales y, especialmente, en el acceso al empleo.
Fuente de la imagen: Cara a cara