Rosa Herrero, Coordinadora del Plan de Empleo de C.R.E. en Guadalajara (1ªparte)
La actual crisis socioeconómica afecta a todos los ámbitos de nuestra sociedad, especialmente a las personas en dificultad social. ¿Cómo ha afectado esta situación a la población inmigrante?
La crisis socioeconómica no creo que haya empeorado las cosas sino que ha aflorado situaciones que creíamos que teníamos resueltas. Ahora mismo utilizamos discursos que usábamos hace 10 años y en determinados momentos tenemos la sensación de volver a empezar.
Durante mucho tiempo hemos utilizado la frase “el empleo como elemento integrador” y es en estos momentos cuando este planteamiento adquiere una mayor dimensión. Queda claro que el empleo no solo da estabilidad económica sino también estabilidad social, la falta de empleo desencadena en una precariedad social. En la misma línea seguramente la población inmigrante o los colectivos en riesgo de exclusión social no tienen más problemas ahora que hace dos años sino que en esos momentos de bonanza económica todo se tapaba con un manto, pero el manto era muy fino y en el momento que se ha movido un poco la situación ha dejado al descubierto situaciones que creíamos tener superadas. Por eso, justo ahora todo lo que signifique luchar contra la discriminación, desmontando estereotipos o prejuicios es especialmente necesario.
La población inmigrante siempre ha tenido difícil el acceso al mercado laboral, que en la actual coyuntura sean los primeros excluidos en el mercado laboral no es una casualidad, porque principalmente su acceso estaba condicionado a la demanda del propio mercado, no se atendía a sus capacidades o aptitudes, sino a que ocupaban puestos que se quedaban al descubierto.
Las personas inmigrantes salen del mercado laboral porque ocupaban puestos que o bien estaban “inflados” por la situación de bonanza económica o bien eran puestos rechazados por la población por su dureza o por condiciones laborales más precarias… Los primeros puestos desaparecen y los segundos son ocupados por la población autóctona, en muchos casos priorizando como elemento de selección el ser español, convirtiendo el trabajo en patrimonio nacional.
Las dificultades en el acceso y mantenimiento al empleo repercuten en las renovaciones de permiso de trabajo y residencia. Esto supone que hay personas que antes de la crisis estaban integradas laboralmente y que ahora han perdido su documentación. Esta situación afecta a todos los miembros de la unidad familiar incluyendo descendientes que tienen una resistencia grande al retorno al país de origen. Si algo ha cambiado en la legislatura de este país han sido los múltiples cambios que ha sufrido la ley de extranjería, que nunca han solucionado los problemas jurídico administrativo de las personas inmigrantes, sino que han intentado paliar los problemas de oferta y demanda del mercado laboral.
Afloran de nuevo estereotipos y prejuicios que hacía tiempo que no escuchábamos… Hemos vuelto a convertir a la población inmigrante en diana de todos los problemas de nuestro país, los problemas de la sanidad, la educación, el descenso de los beneficios sociales, que parece haber desaparecido por un uso y abuso indebido de la población inmigrante.
Y en este contexto, ¿podría decirse que la situación es más difícil para las mujeres inmigrantes, o no habría diferencias con los hombres…?
No hay nada igual para hombres y mujeres, y mucho menos el empleo. Está claro que hay diferencias muy significativas entre mujeres autóctonas y mujeres inmigrantes.
Ahora mismo las mujeres han desaparecido de todos los discursos, durante un tiempo la incorporación de la mujer al mundo laboral, el acceso a puestos masculinizados el romper la segregación horizontal y vertical era prioritario en todas las políticas de empleo y en todos los discursos, ahora mismo este discurso ha desaparecido.
Las mujeres inmigrantes han sufrido un retroceso brutal con respecto al acceso al mundo laboral, han regresado a la economía sumergida, al trabajo doméstico sin ninguna protección bajo la necesidad de la supervivencia. No podemos olvidar que muchas de las mujeres inmigrantes son el sustento principal de la unidad familiar y que en muchos casos también sostienen a la familia en el país de origen.
En general las situaciones que afrontan siempre son más difíciles para las mujeres que para los hombres con independencia de su lugar de procedencia, teniendo que asumir el cuidado del núcleo familiar y en la medida que puedan contribuir al sustento económico con el trabajo remunerado, sometiéndose a una doble y triple jornada. En este sentido, se ven presionadas por la precariedad económica y asumen cualquier tipo de trabajo en aras de la subsistencia.
A la situación anteriormente expuesta, contribuye la disminución del número de recursos sociales y ayudas que permitían la conciliación de la vida familiar y laboral. Esto unido al fracaso en las medidas de corresponsabilidad, hace que las mujeres queden relegadas al ámbito privado una vez más en beneficio de los hombres.
¿Qué tipo de actuaciones se realizan en el Plan de Empleo de Guadalajara para seguir promoviendo el acceso de estas personas al mercado de trabajo?
Cuando comienza la crisis, el número de personas que acudía al Plan de Empleo se incrementó de manera muy significativa. Personas con una gran angustia que demandaban empleo, formación, ayudas para retornara a sus países,… esto nos exigió un importante esfuerzo de adaptación para poder dar respuesta a estas demandas. En muy poco tiempo pasamos de tener que motivar a nuestros participantes para que hicieran un curso de formación, incluso ofertas de trabajo que éramos incapaces de cubrir, a tener gente para hacer cualquier tipo de cursos, y a volver a citar a los primeros participantes con los que empezamos a trabajar que habían conseguido una estabilidad laboral. Ante esta tesitura tuvimos que parar y replantearnos nuestro trabajo diario…
Lo que teníamos claro es que no podíamos perder nuestra metodología de trabajo, ni retroceder en lo que habíamos conseguido hasta ahora. Creemos en nuestra forma de trabajar, pero si teníamos que adaptarnos a la nueva situación agilizando nuestra intervención e intentando llegar a la consecución de más objetivos.
Somos conscientes de que las personas con las que trabajamos lo tienen difícil en su proceso de inserción laboral. No tenemos “la varita mágica” a la solución de sus problemas, pero no podemos incrementar la situación y caer en el victimismo. Tuvimos que cambiar nuestro discurso, siendo claros y contundentes, y con el objetivo de empoderar a las personas participantes, para que volvieran a ser los protagonistas y que el proceso de inserción dependiera de ellas mismas con independencia de la situación del mercado de trabajo.
Transcurrido ya un tiempo desde que se inició la crisis socioeconómica creemos que este planteamiento fue acertado. Las personas acuden de forma constante a nuestro Servicio Integral de Empleo, generándose un espacio donde la gente se siente atendida y escuchada, situándonos como coprotagonistas de su proceso de inserción laboral.
Esto sólo ha podido hacerse mediante un proceso de reflexión constante desde todos los programas del Servicio Integral de Empleo, atendiendo a todas las acciones y medidas, valorando el logro en la consecución de los objetivos en las acciones establecidas y favoreciendo la creación de nuevas acciones que dieran la cobertura a la necesidad detectada, economizando el tiempo y los recursos disponibles.
A pesar del contexto negativo, las personas que participan en nuestras iniciativas consiguen avances que contribuyen a mejorar su perfil ocupacional y aumentan su capacidad de enfrentarse a las barreras que se han generado en el mercado de trabajo a raíz de la actual coyuntura socioeconómica. Esto nos motiva y nos anima a seguir trabajando cada día.