Entrevistamos Santiago García Director del Centro de Acogida a Refugiados de Vallecas

Publicado por En Realidad no tiene Gracia | junio 20, 2015 | No hay comentarios

Refugiado

Hoy 20 de junio se celebra el Día Mundial del Refugiado, pero en el Centro de Acogida a Refugiados de Vallecas la fiesta se celebró el fin de semana pasado. Puede resultar extraño pero es algo muy fácil de explicar, el pasado jueves comenzó el Ramadán y en este centro hay muchas personas musulmanas.

Un ejemplo más de cómo la gestión de la diversidad está integrada en el día a día de este centro. Algo muy importante en un lugar en el que conviven personas de diferentes orígenes, culturas, edades y religiones.

Hoy tenemos la suerte de contar en nuestro blog con la participación de Santiago García, director de este CAR. Hablamos con él sobre esta gestión de la diversidad y de muchos otros temas como la integración laboral, las redes de apoyo a las personas solicitantes de protección internacional, la multiculturalidad, la sensibilización…

En primer lugar nos gustaría que contaras brevemente a los lectores y lectoras de nuestro blog en qué consiste la labor del CAR y cuáles son los objetivos que os marcáis cuando una persona refugiada llega a vuestro centro.

Nuestro fin es ayudar a estas personas a ser independientes, a entrenarlas para la autonomía. Llegan con conocimiento escaso o nulo de castellano, con unas posibilidades muy bajas de inserción laboral y de integración en la sociedad española. Esa integración pasa porque tengan autonomía económica y que se sepan expresar en castellano. Lo primero es realizar un proceso de inmersión lingüística. Cuando tienen el nivel suficiente ya pueden recibir una formación ocupacional para tener más posibilidades de empleo. A veces vienen con formación cualificada o titulaciones superiores pero que no tienen encaje en el mercado laboral español.

ESe les ayuda en los trámites administrativos (empadronamiento, tarjeta sanitaria), se les ofrece apoyo psicológico… En definitiva el objetivo es que cuando salgan de aquí sean autónomos, que puedan valerse por si mismos. No siempre se consigue porque estamos ante un colectivo con dificultades especiales. A veces llegan con traumas, con enfermedades psíquicas o bloqueos por las situaciones que les han forzado a salir de su país: conflictos, guerras, persecuciones… Y esto dificulta aún más el proceso de integración.

Estos centros de acogida a refugiados y las plazas que financia el Ministerio de Empleo y Seguridad Social a entidades sociales (Cruz Roja, CEAR, ACCEM…) son para las personas que, además de haber pedido protección internacional en España, no tienen recursos económicos para valerse por sí mismas.

¿Cuáles son las principales diferencias entre las personas que emigran por razones económicas y las solicitantes de protección internacional?

No hay una línea divisoria clara entre un colectivo y otro pero sí hay diferencias importantes: un emigrante económico sale de su país buscando una vida mejor; es una elección. Quien sale de su país obligado porque su vida corre peligro no tiene elección. Hay gente incluso que sale de su país cuando ya han matado a alguien de su familia, o han atentado contra su vida o han intentado secuestrarles. Esa es la principal diferencia.

Se tiende a pensar que el desarraigo es uno de los sentimientos que predominan en las personas refugiadas ¿Es así?

Es así, pero no es una situación que se alargue mucho en el tiempo. Es una situación pasajera que a veces dura un mes y a veces un poco más. Una vez pasa ese primer momento de choque cultural, de llegar a un entorno desconocido en el que estás lejos de tus raíces, el instinto de supervivencia te hace empezar a echar raíces en ese otro lugar. Aunque ni siquiera tengas claro que vas a seguir viviendo allí.

La supervivencia pasa por la adaptación y por empezar a crear lazos, a establecer relaciones. Nosotros también ayudamos a que esas redes existan. Apoyamos y fomentamos que se establezcan redes de apoyo mutuo para que sea más fácil la integración.

La integración es uno de los grandes desafíos a los que se enfrenta un refugiado. ¿Qué papel juega el empleo en ese proceso?

 El empleo juega un papel central, si no hay autonomía económica no puede haber integración. La integración debe de darse en muchos ámbitos pero en el plano económico también. Pero no se trata solo de tener ingresos y una autonomía económica. El empleo también es importante para que normalicen su vida en todos los sentidos.

¿Qué es y para qué sirve la Red Ariadna?

 Todo arranca hace más de 10 años con la participación de tres ONG: CEAR, ACCEM y Cruz Roja y los cuatro Centros de Acogida a Refugiados: Alcobendas, Mislata (Valencia), Sevilla y Vallecas. Se pusieron en marcha programas de inserción laboral con financiación de la Unión Europea. Ya había trabajo conjunto entre estas entidades y centros, pero se creó entonces una estructura expresamente dirigida a la inserción laboral de este colectivo, con especial atención a la formación ocupacional. La experiencia fue muy positiva. Ahora ya no es obligatorio trabajar en red para obtener estos fondos, pero queremos trabajar juntos por muchas razones: se optimizan recursos, se generan sinergias, se atiende mejor a la formación de los técnicos…

Recientemente se ha incorporado una entidad más a la Red Ariadna: la Fundación La Merced Migraciones, que lleva tanto tiempo como nosotros trabajando en la acogida e integración de solicitantes y beneficiarios de protección internacional.

En un centro como este coinciden personas de múltiples nacionalidades, culturas, edad y nivel social. ¿Cómo afrontáis la gestión de esta diversidad?

 En este tipo de centros casi todos los espacios son comunes y compartidos y a pesar de ello hay muy pocos conflictos porque trabajamos mucho para crear un clima de convivencia y entendimiento.

Queremos que la interculturalidad sea vista como algo positivo, como algo que enriquece, y no como un foco de conflictos. Y eso lo conseguimos gracias al trabajo de los técnicos, tanto el personal del centro como algunos profesionales que contratamos a través de empresas y entidades sociales: profesionales de la dinamización sociocultural, la mediación intercultural, la sensibilización etc.

Se realizan actividades y reuniones que permiten que la convivencia sea posible y sea fácil. Por ejemplo, si se hace una salida a la montaña a disfrutar de la nieve (muchos no la han visto nunca) esa actividad es solo el pretexto para otras muchas cosas: de entrada les obliga a hablar entre ellos en castellano y a acelerar su aprendizaje, pero también favorece la creación de lazos y el sentimiento de pertenencia a una pequeña comunidad.

¿Realizáis algún tipo de actuación para sensibilizar a la población autóctona sobre la situación de los refugiados?

 Sí, es una de las funciones propias de los centros, aunque no la más conocida. No solo trabajamos con los solicitantes y beneficiarios de protección internacional, sino también con el entorno local, para predisponerles positivamente para ese encuentro. Explicamos qué significa ser refugiado y hacemos también un poco de educación intercultural con el barrio. Trabajamos sobre todo con asociaciones y centros de enseñanza. A veces nos visitan y a veces les visitamos nosotros. Casi siempre contamos con los propios residentes para que cuenten en primera persona sus experiencias vitales. Es un trabajo importantísimo. La población de Vallecas está acostumbrada desde hace mucho tiempo a convivir con personas que llegan de lejos, pero aun así esta labor es imprescindible. El trabajo de sensibilización con el entorno local es tan importante como el que hacemos con los residentes del centro, porque la integración es cosa de las dos partes, y no solo de una.