Rosa Herrero, Coordinadora del Plan de Empleo de C.R.E. en Guadalajara (2ªparte)
El cambio en el contexto socioeconómico, ¿ha cambiado vuestra relación con las empresas o las personas empleadoras?
Nos planteamos cuál iba a ser nuestra relación con las empresas, si teníamos que seguir visitándolas o no, porque el número de ofertas caía vertiginosamente y en este momento tuvimos claro que teníamos que estar más cerca de las empresas que nunca pero también teníamos claro que con un discurso totalmente diferente. Era el momento de no esperar que las empresas se acercaran a nosotras sino ser nosotras las que fueran a ellas y el discurso era “sabemos que no hay empleo pero desde el Plan de Empleo podemos ofrecer otras cosas”.
Las empresas siguen teniendo necesidades ocultas de personal que les frena para trabajar de una forma eficaz y productiva esto se traduce en poder ayudares en muchos aspectos, es fundamental asesorar en recursos humanos y formas de contratación bonificadas, en definir con mayor precisión perfiles, en diseñar formación conjunta, en realización de prácticas, formación en temas de extranjería, en igualdad de oportunidades, en responsabilidad corporativa, en gestión de la diversidad, en reciclaje de los trabajadores, en firmas de convenios reales con actuaciones reales, en realizar orientaciones con un grado calidad, en definitiva, establecer una auténtica colaboración.
Cuando hablamos del sector empresarial, un concepto abstracto que hay que acotar, tenemos que tener en cuenta que en cada empresa hablamos con un interlocutor, que tiene asignado un cargo dentro de la estructura de la empresa pero que tiene nombre y que ese interlocutor también sufre la crisis socioeconómica, por la que se hace necesaria poner en juego nuestras habilidades para generar un clima de empatía que favorezca la colaboración en la cobertura de necesidades de ambos. Con este planteamiento creemos que trabajamos para cubrir objetivos a largo plazo, generando fidelización por parte del sector empresarial para mantener una relación en el futuro.
Por lo tanto, la relación es bidireccional, el Plan de empleo recibe información constante y actualizada de la evolución del tejido empresarial que se traduce en una mejoría en las diferentes acciones de orientación y formación, y el tejido empresarial se favorece de la inclusión laboral de personas capacitadas para el desarrollo de su labor profesional.
Dentro de la relación con las empresas me gustaría destacar un sector con características particulares, donde se aglutinan un número importante de ofertas y donde está ocupado por mujeres y mujeres inmigrantes en su totalidad. Con estos datos, todo el mundo sabe que nos referimos al empleo doméstico. Seguramente será el sector donde más se vulneran los derechos de las trabajadoras y no debemos olvidar que en la situación actual han vuelto muchas mujeres como único trabajo posible y como único medio de ingresos económicos, convirtiéndose en un trabajo mayoritario de la economía sumergida, en muchos casos supone que las mujeres no opten a otro tipo de trabajo por el miedo de dejar algo que les proporcione ingresos aunque se vulneren todos sus derechos como trabajadoras.
La gestión de este tipo de ofertas nada tiene que ver con la gestión de ofertas de otro sector, en la mayoría de los casos son las mujeres de la familia de la persona dependiente las que vienen a solicitar a una persona, con fuerte carga emocional al verse desbordada por la atribución de la responsabilidad del cuidado de sus dependientes, posicionándonos como elemento de descarga de la presión involuntaria a la que se ven sometidas. Nadie se cuestiona del cuidado de los menores dependientes, sin embargo no se asume la responsabilidad en el cuidado de personas dependientes.
A partir del 1 de enero, entró en vigor la nueva ley que regula a las empleadoras de hogar, dando respuesta a las múltiples peticiones que exigían una regularización en este sector, aunque esta ley llega en el peor de los escenarios posibles. Es cierto que intenta equiparar esta profesión al resto de ocupaciones incluidas en el Régimen General de Trabajadores, aunque todavía existen diferencias en cuanto a los derechos de las trabajadoras. Pero me refiero a que llega en el peor momento posible, porque la situación económica que atraviesan las familias dificulta el contar con recursos económicos para la contratación en este sector, y una vez más son las mujeres las que se hacen cargo de la esfera doméstica, retrocediendo en la inclusión laboral como opción personal.
Las mujeres vuelven a utilizar este trabajo como medio de subsistencia, todo esto hace que a pesar del esfuerzo de la ley, hace que el servicio doméstico se convierta en el mayor nicho de economía sumergida.
La ley obliga a dar de alta, pero es el empleador quien debe realizar la gestión y hacer un número importante de documentación, no hay un trabajo previo de concienciar sobre la importancia de regular esta situación como cualquier trabajador y los empleadores no se sienten empresarios por lo tanto no quieren que recaiga el peso de la cotización ni el asumir que el encargado de realizar los trámites de contratación sean ellos, siendo difícil el control de las mujeres que están trabajando de forma irregular en este sector.
Dentro de las mujeres que se dedican al trabajo doméstico tenemos que destacar la situación que aún tienen las mujeres que trabajan como empleadas internas, donde el aislamiento hace que en muchas situaciones no se puedan detectar abusos y tengan condiciones que en algunos casos raya la esclavitud.
No hay diferenciación clara sobre las funciones de una empleada de hogar y a veces se confunde con auxiliares de clínica o cualquier otra profesión relacionada con el cuidado y servicios personales, creo que nosotras no debemos caer en esa trampa y no mandar a personas con una formación relacionada ámbito sociosanitaria para cubrir este tipo de ofertas, los intermediadores tenemos una labor muy importante de no perpetuar situaciones de vulnerabilidad en el sector.
A pesar de todos los inconvenientes expuestos, la aparición de la ley ha sido positiva porque de alguna forma ha puesto orden y ha establecido un marco de actuación en la gestión de este tipo de ofertas, estableciéndose unos mínimos que se posicionan como un plan marco entre todos los recursos que trabajan la contratación en el sector, siendo nuestra labor velar porque la legislación se cumpla.