De inmigrantes y emigrantes
La semana pasada la actualidad anunciaba una realidad que a poca gente nos sorprendió: ‘Según los últimos datos del INE, 40.625 españoles se fueron en el primer semestre, frente a los 28.162 del mismo periodo de 2011’.
El complicado contexto socio-económico en el que nos encontramos empuja a multitud de personas a tomar la decisión de abandonar España para migrar a países más prósperos, en los que encontrar un trabajo y tener unas condiciones de vida mejores que las actuales.
Con esto, además, se está demontando el tópico de lo poco proclives que se muestran las personas españolas a la hora de cambiar de lugar de residencia o vivir en el extranjero. Hoy por hoy, el 64% de los profesionales españoles estaría dispuesto a cambiar de residencia por cuestiones de trabajo, tanto en el ámbito nacional como internacional, como recoge un reciente informe realizado por Adecco e Infoempleo.
En el primer semestre de este año abandonaron España para irse al extranjero un total de 269.513 personas, de las cuales, 40.625 eran españoles y 228.888 tenían nacionalidad extranjera. La salidas superan ampliamente las llegadas, que fueron de 195.539, de las que 17.518 son de españoles y 178.021, de extranjeros. Con estos datos queremos poner de manifiesto cómo la situación del país de origen puede llevar a las personas a tomar la decisión de emigrar.
Esta misma decisión fue la que tuvieron que tomar en su día multitud de personas que provienen de otros países y que llegaron a nuestro país con la intención de llevar una vida más digna. Cómo verse en el extranjero y ser objeto de prejuicios y limitaciones a la integración no tiene gracia para nadie.
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