A mí tampoco me hace gracia

Por Miriam Torres, 14 de julio

Quiero explicar mi caso particular porque este proyecto no tiene que ver solamente con personas inmigrantes, aunque también. Soy española, joven y tengo cualificación. En marzo pasé de estar activa a estar desocupada, en cuanto al empleo se refiere, claro. Por eso todavía tengo muy reciente mi estado de ánimo durante esos días.

Entre las últimas entradas de este blog se encuentra Mujeres inmigrantes y mercado laboral, que trata sobre la doble barrera que se les presenta a ellas en el acceso al empleo. Si bien mi punto de vista no puede ser el mismo, sí me puedo imaginar cómo deben sentirse y que, además, tengan que enfrentarse a comentarios racistas y a situaciones tan absurdas como las que se representan en las viñetas.

Compartimos lo de ser mujeres y eso nos da cierta capacidad de empatía. Es más, entre mi grupo de amigas encontramos perfiles muy diversos, desde historiadoras de arte a físicas, pasando por compañeras de comunicación, muchas de ellas desempleadas por la delicada situación actual, y sé cómo se sienten.

Pues bien, soy de las pocas afortunadas. Hace casi dos meses me llamaron de una empresa que trabaja con otras organizaciones, instituciones o empresas por hacer un mundo mejor. Además, me ofrecieron formar parte de un proyecto que se llamaba En realidad… (no me dio tiempo a escribir el nombre completo), de Cruz Roja.

Empecé a indagar por la red y vi que, durante la primera fase, tuvo bastante repercusión en prensa y pensé ‘a todo el mundo le gustará la idea’. Pero no. Encontré algunos comentarios a estas noticias en los que había gente que opinaba que ‘los españoles primero’ o ‘que busquen trabajo en su país’… Me dio la sensación de que no habían comprendido nada.

En ese mismo instante me vino a la cabeza ‘escribiré una entrada en el blog del proyecto y les contare por qué se equivocan. Y aquí está: Al final, da igual de dónde vengas, lo importante es lo que tengas que aportar.