Un largo camino por recorrer
La igualdad de oportunidades en el empleo entre mujeres y hombres es todavía un largo camino por recorrer; la participación de las mujeres en el mercado de trabajo no siempre se produce en igualdad de condiciones respecto a la de los hombres. Para asomarse a esta realidad es imprescindible ir más allá del mercado laboral, relacionar esta situación con el entorno en diferentes ámbitos: familiar, prejuicios, estereotipos del empresariado e incluso barreras internas de las propias mujeres fundamentadas en los roles de género.
Algunos datos que evidencian la necesidad de un cambio son:
1. Las mujeres son más de la mitad de la población. Sin embargo, participan en menor medida que los hombres del empleo remunerado. De las personas disponibles para trabajar:
– El 67,72% son hombres y el 52,60%, mujeres. La disponibilidad de las mujeres solteras para trabajar es significativamente más alta; el estado civil no afecta en igual medida a los hombres.
– Tienen empleo el 54,21% de los hombres y el 41,66% de las mujeres. El porcentaje de mujeres disminuye con el número de hijos e hijas; esta circunstancia no afecta con la misma intensidad a los hombres.
– La tasa de desempleo masculino es del 19,95%; el desempleo femenino asciende al 20,79%.
2. Las condiciones laborales de las mujeres son peores que las de los hombres. Su menor disponibilidad debida en muchas ocasiones a la dificultad para conciliar la vida familiar, personal y laboral se traduce, entre otros, en: una tasa de empleo a tiempo parcial entre cuatro y cinco puntos superior a la de los hombres, mayor presencia en la economía sumergida, ligado a la labores domésticas.
3. Las opciones profesionales de las mujeres son, generalmente, más limitadas que las de los hombres y suelen asociarse a un menor prestigio y reconocimiento social
Los primeros pasos para este largo camino son:
• Es necesario proponer un modelo alternativo de igualdad de oportunidades en el empleo que parta de la premisa de que la prioridad está en los estándares de la vida de todas las personas con independencia de su sexo o edad.
• Una igualdad real de oportunidades en el empleo, es imprescindible para avanzar hacia una sociedad más justa y cohesionada, en la que todos sus miembros puedan no sólo contribuir al desarrollo colectivo, sino a ejercer plenamente sus derechos y disfrutar de ellos. Y eso no será posible si la ciudadanía, las empresas, las administraciones…, no nos hacemos corresponsables en materia de conciliación de la vida personal, familiar y laboral.
• Mejorando la empleabilidad de las mujeres contribuimos a que las empresas en particular y la sociedad en general se beneficien de un importante activo social. Sólo con una plena incorporación de la mujer al mercado de trabajo nuestro modelo social será sostenible.
El marco jurídico actual impide cualquier tipo de discriminación por ser mujer. Siendo así, ¿por qué las desigualdades siguen persistiendo en el ámbito laboral?
Datos extraídos de la Web Instituto de la mujer 2010.